Naturaleza viva.

Alma del norte.

Cuando despierta el alma del norte despierta nuestra conexión abierta y profunda con la naturaleza. Pues ella es parte de nuestra esencia más pura y salvaje, aquella naturaleza humana en perfecta comunión con el universo. Perfecta tal y como es para su propósito. Diferente y sabedora de su parte en el proceso. La que sabe de sí misma y se para a observar como se desarrolla todo a su alrededor. La que comprende y respeta lo ajeno, por su visión periférica con perspectiva. La que convierte reacción por acción productiva. La que ama profundamente el verdadero significado de lo que contempla, playas que esperan y mares en movimiento, los vastos bosques y las poderosas montañas, los exuberantes prados y campos rodados. La noche oscura y el sol que brilla sin recelo,las estaciones secas y las que auguran grandes cosechas, la exposición honesta en calma y el frío viento en invierno. La que considera cada parte de lo que habita como fuente de inspiración pues explora, contempla y admira con ellas, dejándose llevar hasta la finalidad última que se encuentra precisamente en su origen. Siento mi alma del norte fluyendo como agua clara de manantial y me permito permanecer conectada a ella.

Verónica Esteban Esteban.


En Zumaia puedes contemplar las líneas horizontales y verticales llenas de memorias de la tierra, que el viento y el mar han desnudado en sus maravillosos flysch.

Panorámica de la Playa de las Catedrales. Donde la naturaleza es arte.

 

" La naturaleza no se apura, pero todo está logrado."

Lao Tzu.

Naturaleza viva.

Y la paciencia del tiempo junto con la potencia del mar, han orquestado está belleza en la playa As Catedrais, la playa de las Catedrales, de Aguas Santas, una inigualable catedral del mar. En la Mariña lucense, cerca de Ribadeo, se alza un marco artístico y de naturaleza salvaje.

En Zumaia, en la Playa de Itzurun, la naturaleza nos deleita con un libro abierto en líneas horizontales y verticales, donde se escribieron las memorias de la tierra frente a la inmensidad del espíritu hecho mar. Allí, todo es tan relativo y revelante a la vez, que el entendimiento no alcanza la magnitud del sentimiento, entonces afloja la persecución de la perfección y aflora la confianza en el momento.

El mar es profundo, y los que laten profundo siempre están más cerca, es un abrigo natural y desafiante, donde el reflejo de la muerte nos acerca y la posibilidad del cambio nos une.

 

"La Tierra está viva y contiene la sabiduría que buscas. Es tu estado de conciencia el que determina lo que ella te revela. Como acceder a este conocimiento? Y en donde están las llaves para abrirlo y hacerlo propio? La Tierra habla. Amala, honrala y respétala y ella te revelará los secretos"

Barbara Marciniak.

Cuando aprendemos a observar la naturaleza en su estado más esencial, no solo podemos comprender nuestra efímera estancia como parte perecedera y cambiante de ella, tampoco es únicamente que nos guíe, no, si en verdad  nos dejamos, nos llevará a través de una constante y lejana evolución desde y hasta los orígenes, y tiene claro que continuará con nosotros incluidos o no.

Lejos de ser ésto un desapego desaprensivo , es un vínculo enriquecido, que muestra su lado más maternal y femenino, dándonos permiso para ser nosotros mismos y desarrollarnos en profundidad. En nuestras manos está hacer un uso productivo de esa tesitura y no reactivo ante ella. Libertad sin libertinaje. Desarrollar nuestra fuerza como impulso externo para construir conjuntamente, no para destruir. Y edificar nuestra fortaleza interna permitiendo que los muros antiguos se deshagan hasta que sean nada.

Hay un bello poema de Ángel González, llamado "Eso no es nada" que dice así y puede ser un bonito reflejo de todo ésto:

"Si tuviésemos la fuerza suficiente para apretar como es debido un trozo de madera, sólo nos quedaría entre las manos un poco de tierra.

Y si tuviésemos más fuerza todavía para presionar con toda la dureza esa tierra, sólo nos quedaría entre las manos un poco de agua.

Y si fuese posible aún oprimir el agua, ya no nos quedaría entre las manos nada."

El camino de la sensibilidad se desnuda ante la experiencia del alma y el análisis que ofrece la mente. El sol nos habla en luz y calor. El silencio nos muestra el poder de la admiración para zafarnos del miedo al asombroso latir de la vida, que se mantiene constante, lleno de vitalidad y desprende un perfume de flores frescas. La muerte parece un manto frío hasta que encuentra el calor en la rendición de lo inevitable. Y de nuevo el silencio, ese que no está vacío sino lleno de respuestas. Y la búsqueda de la verdad y de la libertad, todo ello cobijado en la madre naturaleza.

Construcciones sólidas que se saben efímeras y parte de algo más grande. La maestría de la naturaleza es la propia divinidad hecha tierra, tiempo, belleza, inmensidad definida y personificada. Nosotros, sus alumnos, observamos cautelosos y escuchamos sorprendidos, decididos a crear aquello que nos inspira, una prosopopeya de la gran ópera que se representa ante nuestros sentidos. Una alianza entre la "muchosidad" que el sombrerero recordaba a Alicia, en el país de las maravillas, y que instaba a recuperar su esencia, y el detalle, ese minúsculo misterio que encierra la clave angular que encuadra el círculo. Esencial es la respuesta, pues si cada uno de nosotros emprendemos la tarea de medir el círculo, obtendremos diferentes medidas, y ahí reside la magia del número Pi, un número irracional, es decir, que tiene infinitos decimales y sin una razón constante, que a su vez proporciona diferentes perspectivas en cada bifurcación dentro del laberinto infinito de la vida y que contiene una información valiosa y funcional de cara a compartir con lo que somos y con los demás. Una propagación electromagnética y gravitacional, llena de sensibilidad y posicionamiento. Y sí, hablamos también de libertad, y me permito recordar a Josep María Esquirol en su inspirador ensayo "Humano, más humano" y recalcar que: "Amar es el principal infinitivo de la vida. Y no hay nada más radical que este verbo". Libres de aprender a amar, tenemos una gran maestra, ahora vayamos ejerciendo nuestra maestría.

 

Verónica Esteban Esteban.


"¡Qué pequeñas son mis manos en relación

con todo lo que la vida ha querido darme!"

Ramón J. Sender


Una meditación es el silencio en movimiento, transmitiendo calma, belleza y mensajes en un sutil viaje. Este vídeo, es una pequeña concentración de este simbolismo.

Relájate e imagina que recorres tu templo.


¿Has sentido el movimiento del silencio?

Cuéntanos cómo vives la meditación, esa pausa en el viaje del alma donde se escuchan sus mensajes y escribe el tuyo si quieres compartir con otros pasajeros.

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